En esta exposición retrospectiva, Luis Castellanos revisita casi tres décadas de producción centrada en la figura humana como eje simbólico y emocional. Su trabajo, marcado por una investigación constante sobre el cuerpo, el duelo, la memoria y la ausencia, traza un arco que va de la wwintensidad visceral de sus primeras obras a una madurez formal donde el gesto se vuelve contención expresiva. Dibujos, pigmentos, trazos y veladuras se articulan en un lenguaje que no busca ilustrar, sino evocar: la figura aparece como archivo de lo vivido y también como reflejo de una sociedad en crisis de memoria.
Castellanos nos invita, más que a mirar, a detenernos; a recorrer el tiempo desde la materia y a pensar el arte como un ejercicio de resistencia.
La curaduría de esta exposición fue iniciada por Élida Román, cuya reciente partida lamentamos profundamente. Su valioso trabajo dejó encaminada gran parte del proyecto.