Pinturas: dos décadas de color y memoria

Espacio Germán Krüger Espantoso
Curadora:
(Avenida Angamos Oeste 160)
Del 20 de mayo al 20 de julio del 2025

Enrique Polanco (Lima, 1953) es un artista peruano que goza de gran reconocimiento. Desde temprano, su pintura decantó hacia la representación de distintos escenarios en exteriores e interiores: vistas urbanas, pasajes, personajes y situaciones, entre otros. Todo ello a través de una búsqueda subjetiva del color y de la forma visual necesaria para otorgarle identidad de lo encontrado. A través de su vínculo con la vanguardia local, a inicios de la década de 1980, la imagen de lo «popular» en su pintura muy pronto quedó asociada a un puñado de experiencias del migrante andino en Lima, la ciudad de los wiracochas, como diría el amauta José María Arguedas. Esto lo convirtió en heredero de una importante tradición que apela al oficio experto de la mano del artista —del que Polanco es un notable representante— y a su gusto expresivo, cuando no expresionista. Contrario a lo que se pudiera pensar, ello lo alentó a buscar, incluso en fotografías y en todo tipo de imágenes previamente existentes, insumos a veces inesperados de su trabajo. Las figuras asumen, entonces, escalas y puntos de vista diferentes de acuerdo con una mirada, la del artista, cuya distancia con lo observado se convierte en parte del reto asumido por él antes de dar por terminada una pintura.

Pinturas: dos décadas de color y memoria es una exposición de obras hechas en los últimos veinte años (2004-2024). Se trata de cerca de sesenta pinturas al óleo y una decena de serigrafías, que recogen la atenta mirada de Polanco respecto de su entorno. En ese intervalo, ha encontrado un buen número de personajes y escenarios: la arquitectura kitsch de la modernidad criolla de mitad del siglo XX en Lima que, de una manera inesperada, va hacia el encuentro de espacios de consumo consagrados al comercio informal y típico de la década de 1990; el maniquí y la mercancía en la calle; así mismo, presencias fantasmáticas propias del siglo XXI, al acecho del soñador despierto; además de la figura de la muerte (y del «loco calato»), entendida como alegoría de la precariedad social —calles abandonadas y silenciosas, cines estilo buque y un largo etcétera de ruinas contemporáneas, modernas y coloniales—. Estos invitan al espectador a imaginar historias y ficciones que, eventualmente, podrían estar localizadas en distintos lugares de la deriva urbana. En algunas pinturas, incluso, surgen escenarios teatrales, a manera de autos de fe laicos —por así decir—, que funcionan como si se tratara de un memento mori; esto es, como un recordatorio de la finitud humana, pero también como una ácida crítica a la existencia distópica propia de la experiencia de caminar por la Lima pospandémica contemporánea.

Augusto del Valle Cárdenas

Crítico de arte

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Horarios de atención:

Lima Centro, San Miguel y Museo del Grabado
Martes a sábado de 10:00 a. m. a 7:00 p. m.

 

Miraflores
Martes a domingos de 10:00 a. m. a 7:00 p. m.

La inscripción es personal e intransferible. Se recomienda ir solo. En caso de llevar acompañante, este también tiene que registrarse por este medio.

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