Augusto Falconi, desde la década de 1960, continuó una tradición fotográfica que ya destacaba a los hombres y mujeres trabajadores de la Amazonía, como tenaces protagonistas de la historia de una tierra que pareciera no haber sido creada para la supervivencia humana, mas su complicidad con las gentes más sufridas y humildes de Iquitos, le permitió aportar a esta tradición un carácter documental de primera mano, enfocado en los procesos sociales de esta compleja ciudad. Su convivencia con canillitas, lustrines, chaucheros, tacacheras, artistas, músicos y escritores bohemios –a quienes retrata sin filtros– desnuda la enigmática belleza de Iquitos, convirtiéndolo en un fotógrafo imprescindible para comprender esta parte del Perú y abriendo así una senda para las nuevas generaciones de fotógrafos amazonistas atraídos por las disímiles realidades su universo. Curaduría Christian Bendayan.