La muestra comprende obras abstractas de mediano y gran formato divididas en dos grandes series agrupadas por su grado de luminosidad. Lacónicamente tituladas como Light y Dark las pinturas están desplegadas en una sala donde la iluminación artificial (una combinación de luz cálida y fría), nos invita a comprometernos con cada una. Las obras requieren un tiempo de adaptación de la retina, en un efecto similar al de confrontarse de golpe con una luz cegadora que fuerza a la vista a ajustarse para captar detalles sutiles. Así, por ejemplo, tras unos instantes frente a algunas de las piezas, de entre los blancos indistintos aparecen gamas de rosa, verde, amarillo o celeste. La contemplación pausada puede evocar variaciones de la luz en el cielo citadino o en las piezas más oscuras las vibraciones tonales de una esquina sombría. Sin embargo, en ellas no hay formas identificables ni pretensión de representación alguna.
Sharon Lerner