La primera exposición individual del artista Antonio De Loayza, nos invita a reflexionar sobre el territorio como un espacio de fragilidad que se halla en constante amenaza, pero que florece desde la resiliencia, la fluorescencia de un tiempo nuevo. De Loayza utiliza la recolección como principal cuerpo de trabajo, desde mallas metálicas, ladrillos, fierros, cemento y cascajos tomando forma desde la pintura, el collage, la escultura y el video, rebasando así los límites de cada disciplina, para fusionarse en grandes series de piezas que conforman una instalación a modo de jardín que en su recorrido nos permite reconocer la diversidad urbana y natural, así como cultural y espiritual de un Perú milenario vivo.
Christian Bendayán